jueves, 18 de marzo de 2021

La mirada del espectro


 

Segunda Investigación


 

Con los resultados teóricos obtenidos en la investigación anterior y a partir de la especificación del problema que éstos nos permitieron, nos encontramos en condiciones para emprender la búsqueda de respuesta a una primera interrogante: en esta segunda investigación, analizaremos la experiencia que el espectador tiene ante Ensayo de la identidad, de Mayra Martell.

   En la primera parte, investigaremos un problema fundamental no sólo para la obra de Martell sino para toda obra fotográfica que nos enfrenta con la injusticia, ya sea periodística o artística: ¿cómo es posible la experiencia empática mediata? La hipótesis a comprobar es que el retrato –por lo menos el retrato que nos ocupa- no crea: antes bien, recorta un trozo de la realidad.  

   Como es explícito en la obra, Ensayo de la identidad registra aspectos de las habitaciones que alguna vez pertenecieron a las mujeres desaparecidas en Ciudad Juárez. Por ello, es menester preguntarse: ¿Qué tipo de espacio es la habitación? En las ciencias sociales, tales como la sociología y la antropología social, se suele distinguir entre espacio público y espacio privado –la habitación, claro, es un caso ejemplar de la segunda categoría. Sin embargo, ¿cuáles son sus características específicas? ¿Por qué resulta más impactante contemplar las habitaciones de las jóvenes desaparecidas, que, por decir cualquier cosa, su comedor? La respuesta es que, de entre los diversos lugares que forman parte del mundo circundante individual, la habitación tiene un papel único: en ella, los límites del ego se distienden de manera tal que en la habitación estoy en mi propio espacio interior. 

   La tercera y última parte afirma que Ensayo de la identidad nos invita a una experiencia empática radical: las piezas que integran la obra no son retratos del otro dado en-cuerpo sino “registros” –para utilizar el vocabulario de Martell- de miradas, de la posible experiencia que, en primera persona, tendría la desaparecida; para decirlo de alguna manera: la obra nos invita a participar de la mirada del espectro. Por lo anterior, podemos entender el título de Ensayo de la identidad como el intento, el simulacro de identificación experiencial entre el observador de la obra y el espectro de esas mujeres que no están más. Esta identificación es posible a partir de que, en mi experiencia, yo no aparezco en cuerpo ante mí mismo sino que yo soy punto cero de la intencionalidad desde el cual miento aspectos de lo que aparece.

   Para la presente investigación, resultarán fundamentales la noción de “escorzo” y el estudio husserliano de la intersubjetividad, desarrollado en la quinta de las Meditaciones cartesianas (Husserl, 2005). Además, a manera de interlocutores, serán relevantes los trabajos de Maurice Blanchot en torno a la experiencia del otro que muere y el concepto de “espectro”, trabajado por Jacques Derrida en su obra Los espectros de Marx.

   Antes de comenzar, es necesario dejar algo en claro

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