Hace ya muchos años que naciste, me sorprende el correr de los días y, de golpe, me doy cuenta que ya tienes 40. Me pregunto cómo te verías ahora, sé que seguirías delgado, alegre, vivaz pero tal vez las entradas de tu frente se habrían pronunciado, así como las señales del paso de la edad van creando surcos, los mismos que reflejan no sólo el tiempo, sino el cúmulo de experiencias vitales se habrían incrementado.
Sé que viniste hace unos meses a visitar este plano, que estás bien y que esperas que todos los que te recordamos nos sintamos felices por ti y que continuemos recordándote con el mismo y enorme amor.
De mi parte, te recuerdo siempre y lo que me alegra es que con cada día que vivo, me dirijo hacia donde estás ahora.
Tus hijos están bien, hermosos y fuertes. Ayer te festejamos, decidimos adelantar una tarde el festín para que hoy sea un día de reflexión.
Los regalitos son requisito para los cumpleañeros, así que adelantamos lo que ahora te pudimos dar: unas flores en tu morada.
Hijito, este tu cumpleaños 40, deseo que estés tranquilo, envuelto en el amor y la paz, en la vida de las almas que son buenas, nobles y alegres, que la familia que está contigo que abrace y bese todo lo que nosotros quisiéramos.
FELIZ CUMPLEAÑOS, HIJO!
Te recordamos amorosamente muchos de los que tuvimos el privilegio de estar contigo. Que la dicha alcanzada hasta ahora sea permanente y que hoy seas más feliz.
