Rudyard Kipling (1865-1935) es uno de los escritores más importantes de la narrativa inglesa de todos los tiempos; en 1907, fue el primer autor anglosajón en ser galardonado con el Premio Nobel de Literatura.
Rudyard Kipling nació en Bombay, durante la época de colonización británica en la India británica. A los cinco años, él y su hermana fueron trasladados a Inglaterra, donde vivieron en Lorne Lodge, un hogar social al cuidado de un oficial retirado. En 1877, su madre, Alicia Kipling, se reunió con sus hijos y los llevó a vivir consigo.
Tras sus estudios en el United Service College, Rudyard Kipling no continuó con formación universitaria alguna; en realidad, Kipling consideraba que no sería capaz de obtener la beca para Oxford. Por ello, su padre le consiguió empleo en Lahore, Pakistán. Ahí, Kipling comenzó a trabajar en la Gaceta civil y militar como asistente editor. Su primer libro apareció en 1886, la colección de poemas Cantinelas departamentales. En la Gaceta civil y militar, Kipling publicaba pequeños relatos, muchos de los cuales integrarían a su primera obra en prosa, Cuentos de las colinas, de 1888.
En 1891 vio la luz su primera novela, La luz que se apaga, la cual resultó ser un rotundo fracaso; sin embargo, al año siguiente, Kipling saltó a la fama gracias a sus Baladas del cuartel, de 1892; en éstas, Kipling exaltó la libertad individual y justificó moralmente la intervención inglesa en la India. En este contexto apareció uno de los poemas más famosos de Kipling, “Gunga Din”, el cual relata cómo un aguador indio salvó la vida de un soldado inglés. Cabe destacar que este poema inspiró la película homónima de 1939, protagonizada por Cary Grant.
En este mismo año, 1892, Kipling contrajo matrimonio con Carrie Balestier, con quien vivió por algún tiempo en Nueva Inglaterra, en los Estados Unidos; después de diversos incidentes –el más grave de ellos, la pelea legal con el hermano de Carrie-, la pareja cambió su domicilio a Inglaterra, país que sería su residencia definitiva.
En 1894 apareció El libro de la selva, obra que es considerada como una de las grandes obras maestras de la literatura infantil. Si bien El libro de la selva es una colección de cuentos cercanos a la fábula, varios de éstos tienen por protagonista a Mowgli, un pequeño niño extraviado en la selva que convive con animales antropomorfizados. Esta obra ha inspirado diversos filmes, como el lanzado en 1960 por Walt Disney.
En 1901, la fama de Kipling se acrecentó con la publicación de su novela por entregas Kim, la cual relata las aventuras de un joven huérfano en Pakistán.
El resto de sus obras, si bien son consideradas como piezas maestras de la literatura infantil, hoy han caído prácticamente en el olvido; tal es el caso de Capitanes valerosos, de 1897; Precisamente así, de 1902, y Puck de la colina de Pook, de 1906.
La poesía de Kipling tuvo gran fama durante su época, sin embargo, poco a poco fue desvalorizada por la crítica. El reavivamiento del interés en la obra poética de Kipling se llevó a cabo gracias a T.S. Eliot, quien dedicó diversos trabajos a analizar las grandes cualidades líricas de Kipling.
Uno de los más duros reveses que sufrió Kipling fue la muerte de su hijo Joseph durante la Primera Guerra Mundial –a partir de entonces, la guerra se volverá una presencia constante en las breves narraciones que escribió hasta 1930.
Durante toda su vida, Kipling fue un gran viajero, no sólo por los territorios de su primera infancia. Kipling viajó por los Estados Unidos, donde conoció a Mark Twain; además, acostumbraba viajar anualmente a Sudáfrica y visitaba constantemente la India y Pakistán.
Rudyard Kipling murió el 18 de enero de 1936, a la edad de setenta años, en Londres, víctima de una úlcera duodenal. Sus restos descansan en la Esquina de los poetas, en la Abadía de Westminster
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La obra de Rudyard Kipling ejerció una fuerte influencia en autores posteriores, tales como el escritor norteamericano de ciencia ficción Poul Anderson, o el cuentista, ensayista y poeta argentino Jorge Luis Borges; sin embargo, su legado ha sido fuertemente debatido debido a las posiciones políticas de Kipling.
Durante su vida, Rudyard Kipling fue reconocido como “el poeta del imperio”, el autor que celebró la pax inglesa –esa paz imperial mantenida a sangre y fuego- y, si bien Kipling rechazó el título de sir, otorgado por la corona, siempre fue partidario de la monarquía. A partir de lo anterior, numerosos críticos de izquierda –como George Orwell- han visto en la obra de Kipling una vía de ideologización de la derecha inglesa, nacionalista y monárquica. Una crítica semejante, si bien puede contar con ciertas bases, resulta, por lo demás, exagerada.
La obra de Kipling forma parte del último aliento de la literatura victoriana; por ello, en sus novelas, en su poesía y en sus narraciones se hace patente el afán moralizante, heroico y nacionalista, común a las obras de la época.
En las obras de Kipling hay siempre una reflexión en torno a la moralidad; para Kipling, los principios éticos poseen una solidez tal que hacen frente a los meros impulsos de la existencia.
Además, Kipling deja entrever en su obra un conflicto propio de las sociedades coloniales –y, ahora, característico de nuestras sociedades globalizadas: el que surge del encuentro entre los valores locales y los valores europeos. Es indiscutible que Kipling fue un firme nacionalista inglés; sin embargo, siempre sintió una profunda admiración por la cultura del país que le vio nacer, la India. A la vez, en sus últimos años de vida, Kipling fue testigo de la aparición del nazismo, al cual siempre criticó con dureza.
La obra de Kipling se caracteriza por su solidez formal, y por la soltura y la agilidad de la narración; sobre esta base y por medio de diversos recursos estilísticos, Kipling consigue dar forma a obras monumentales y accesibles a todo tipo de lectores. Por lo anterior, Kipling es un antecedente inmediato de las grandes novelas en lengua inglesa del siglo XX –su presencia se puede hacer patente en autores tan dispares entre sí como Ernest Hemingway y Stephen King.
En poesía, la lírica de Kipling bebe de las canciones populares y sus métricas, aprendidas seguramente durante la infancia. A esa base popular, Kipling incorpora un ritmo vigoroso y cantado por una voz siempre sincera, la cual no duda en verter su opinión sobre aquello que ve en los hombres –sinceridad que provocó molestias incluso entre la nobleza, como fue el caso la reina Victoria ante su poema “La viuda de Windsor”.
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Kim apareció por entregas entre diciembre de 1900 y octubre de 1901 en la McClure’s Magazine, en los Estados Unidos, y en la revista británica Cassell’s Magazine, entre enero y noviembre de 1901.
Kim narra las aventuras personaje que da nombre a la obra, Kimball O’Hara. Kim es un joven huérfano de padres irlandeses que pasa los días vagabundeando por las calles de Lahoe, en la actual Pakistán, vagabundeo que interrumpe de vez en vez para cumplir con encargos de Mahbub Ali, agente del Servicio Secreto.
La vida monótona del joven Kim da un vuelco cuando conoce a un viejo lama tibetano, de quien se asume discípulo; juntos, emprenden el viaje hacia el Río de la flecha, lugar en el cual conseguirán la liberación espiritual. Durante el camino, Kim recibe noticias de un conflicto vigente –ocurrido efectivamente durante el siglo XIX- conocido como “El Gran Juego”, en el cual se enfrentaron Inglaterra y Rusia por el dominio de Asia Central. En este marco, se desarrolla la primera aventura de la novela: Kim debe llevar un mensaje al jefe de Inteligencia inglés en Umballa.
Un capellán reconoce a Kim, al observar que éste lleva al cuello un símbolo francmasón, heredado de su padre. Así, con gran pesar, Kim se despide del lama y es enviado a una escuela inglesa de alto prestigio.
Durante unas vacaciones, el Servicio Secreto británico, por medio del joyero Lurgan, entrena a Kim como espía. Después de tres años, Kim comienza a trabajar para el gobierno. La primera misión que debe cumplir consiste en hacerse de unos papeles que se encuentran en manos de los rusos, en el Himalaya. A la par, su maestro, el viejo lama tibetano, se interna en las altitudes en busca del Río de la Flecha.
Tras una serie de aventuras y conflictos, Kim consigue arrebatar los papeles a los rusos y descender de las altitudes sano y salvo. A la par, el lama se encuentra con él, pues ha caído en cuenta que el Río de la Flecha debe encontrarse en las planicies.
Hacia el final, el lama da por fin con el buscado Río de la flecha, en el cual consigue la iluminación. Kim, por su parte, se encuentra ante la disyuntiva de qué camino seguir hacia el futuro.
Gracias a su carácter periódico y al dinamismo de la pluma de Kipling, Kim salta sin violencia de la novela picaresca a la narrativa policiaca, y se instituye, sin lugar a dudas, como uno de los grandes clásicos de la literatura infantil y juvenil.
En 1950, la Metro Goldwyn Mayer lanzó el filme Kim, protagonizado por Errol Flyn.
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