Scott Fitzgerald, A este lado del paraíso
Scott Fitzgerald (1896-1940) es considerado el máximo exponente literario de la que él mismo denominó la "era del jazz” de los años veinte en Estados Unidos. Para quienes se dedican establecer criterios en cada fenómeno literarios, el autor forma parte de la llamada “Generación Perdida”.
Con su novela inicial, A este lado del paraíso (1920), Fitzgerald obtuvo gran popularidad, lo que le permitió publicar periódicamente sus cuentos en prestigiosas revistas de la época, tales como The Saturday Evening Post. Estos dos sucesos lo convirtieron en una de las figuras más representativas del "sueño americano” de ese tiempo.
Su esposa, Zelda Sayre, fue un personaje fundamental en su vida. Lo acompañó siempre y fue ella quien fungió como inspiración para varios de los personajes más emblemáticos del escritor. La historia trágica de ambos desembocó —como en sus novelas— en algo trágico e intempestivo a lo que parecía que estaban condenados.
En Francia acabó de escribir la que se cataloga como su obra maestra: El gran Gastby (1925). En ella se describe a un personaje recurrente de ese tiempo: el individuo de clase baja y de escasa moral que, para triunfar, utiliza cualquier medio a su alcance.
Fitzgerald es considerado uno de los mejores y más certeros retratistas de la alta sociedad estadounidense de la primera mitad del siglo XX. Escribió cinco novelas y numerosas historias breves que abordan temas como la juventud o la desesperación. Su experiencia se acercó a los personajes porque vivió como un alcohólico rico, inteligente y sensible. Sus héroes, atractivos y confiados se encuentran inevitablemente condenados a una u otra desgracia. "Muéstrame un héroe —desafió Fitzgerald en una ocasión— y te escribiré una tragedia". En el caso de sus heroínas, retratadas a imagen y semejanza de su compañera Zelda, son bellas y tienen personalidad compleja.
En su novela póstuma e inconclusa El último magnate (1941), cuenta los aspectos más miserables de lo que significaba desarrollarse en Hollywood. Fitzgerald conocía bien cómo es que se movía ese mundo pues en los años de ruina que precedieron a su muerte trabajó como guionista anónimo para esa industria.
Su libro, igualmente póstumo y testimonial El jactancioso (1945) es la crónica escalofriante y desdichada de su desintegración como hombre y escritor donde hace una revisión de sí mismo y de las causas abismales que provocaron su caída. La primera frase de este relato es tan clara que para muchos supone la creación de un manifiesto: "Toda vida es un proceso de demolición”.
Fitzgerald pasó la segunda mitad de los años 30 en Hollywood —donde sufrió graves problemas económicos—, escribiendo más historias breves, guiones para la Metro Goldwyn Mayer, y su quinta y última novela, The Love of the Last Tycoon, basada en la vida del ejecutivo cinematográfico Irving Thalberg.
A finales de 1940, Fitzgerald sufrió dos ataques cardíacos debido a su alcoholismo. El segundo le provocó la muerte el 21 de diciembre de 1940. Zelda, por su parte, murió en un incendio que ocurrió en el centro de atención psiquiátrica de Highland en Asheville, North Carolina, en 1948.
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La obra de Scott Fitzgerald se considera un reflejo de los problemas de la juventud de su país en los años que siguieron a la Primera Guerra Mundial. En sus novelas expresa el desencanto de los jóvenes privilegiados de su generación que arrastraban su desazón entre la música, los placeres y el alcohol.
“La era del jazz”, se caracterizó por una vida en la que se disfrutaban los lujos y la diversión de manera desmedida. Algunos estudiosos del tema suponen que esta predilección se deriva de las experiencias de escasez que se padecieron en la época de la crisis del 29.
A pesar de que esta denominación de la época tiene un gran reconocimiento, a Fitzgerald se le identifica con la Generación perdida, la acepción más aceptada para denominar a un grupo de notables escritores estadounidenses que vivieron en París y en otras ciudades europeas en el periodo que va desde el final de la Primera Guerra Mundial hasta la Gran Depresión. Este grupo incluye a figuras como John Dos Passos, Ezra Pound, Erskine Caldwell, William Faulkner, Ernest Hemingway, John Steinbeck y, por supuesto, Scott Fitzgerald.
La característica que compartían todos es que vieron de cerca los horrores de la guerra. Dos Passos participó en la Primera Guerra Mundial dentro del cuerpo de la Cruz Roja de los Estados Unidos. Hemingway no pudo ser combatiente por un defecto en su ojo izquierdo pero fue admitido como conductor de ambulancia en la Cruz Roja. Faulkner, por su parte, se alistó en la Real Fuerza Aérea Canadiense y Fitzgerald se alistó en el Ejército Estadounidense, pero la guerra terminó días después de alistarse, por lo que no participó en ella.
En cuanto al nombre de la generación, Hemingway se la atribuye a Gertrude Stein, cuando le increpa por sus abusos alcohólicos: «Todos los jóvenes que sirvieron en la guerra son una generación perdida. No le tienen respeto a nada. Se emborrachan hasta matarse…».
La Generación Perdida muestra en algunas de sus obras los efectos de la Gran Depresión. Entre ellas se encuentra Manhattan Transfer de John Dos Passos, que es una alegoría de la Tierra Prometida que termina engullendo a sus fundadores. Esta novela, junto con El gran Gatsby son, probablemente, las obras que mejor refleja el materialismo de la sociedad estadounidense que estuvo a punto de sumergirse en el marasmo económico que daría lugar al Crack de 1929. Incluso, muchos de los escritores estadounidenses que residían en París, se vieron obligados a volver a su país porque ya no les quedaba dinero para pagar sus cuentas en Europa.
Existe, además, una característica fundamental en el nivel de los protagonistas de las novelas de los autores de esta generación que los unía y cohesionaba como grupo que exaltaba circunstancias particulares que reflejaban las inquietudes de la época. Para Camus: «La novela norteamericana pretende encontrar su unidad reduciendo al hombre bien sea a lo elemental o bien a sus reacciones exteriores y su comportamiento». En los gestos indiferentes, en las repeticiones de los personajes descubre «autómatas desdichados que viven en la coherencia más marginal».
El Gran Crack de 1929, fue el fenómeno económico que influyó en toda la estética de los creadores de la época. Con ésta vino la depresión, el hundimiento del mercado de valores, la bancarrota de algunas industrias y la violenta conmoción de Wall Street. Todos ellos tuvieron sus efectos en los artistas. Una de las más emblemáticas creaciones surgidas a propósito de esta crisis es el sorprendente testimonio de Las uvas de la ira, de John Steinbeck
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Publicada en 1920, A este lado del paraíso es la opera prima de Scott Fitzgerald. Desde su lanzamiento, el 30 de marzo, la obra fue un éxito de ventas: la primera edición, que tuvo una tirada de 3000 ejemplares, se agotó en tres días. En la vida personal de su autor, A este lado del paraíso le valió la mano de su esposa, Zelda Sayre.
A este lado del paraíso cuenta la historia de Amory Blaine, un joven y apuesto estudiante de la Universidad de Princeton –quien, según los críticos, es el alter ego de Fitzgerald.
Convencido de su éxito, Blaine abandona su ciudad natal, en el medio oeste, a su madre, Beatrice, y a su mentor, Monsignor Darcy, para matricularse en la prestigiosa Universidad de Princeton, en Nueva Jersey. Allí, tras el reencuentro con Isabelle Borgé, una vieja conocida de la infancia, y su ulterior desencanto, Amory Blaine es enviado a filas para combatir en la Primera Guerra Mundial.
A su vuelta, en Nueva York, Amory Blaine se enamora de Rosalind Connage, quien lo rechaza debido a las diferencias de clase y prefiere casarse con un millonario. Deprimido, Blaine recibe una noticia que termina por destruir su estabilidad: su mentor, Monsignor Darcy, ha muerto.
Como será una constante en la narrativa de Fitzgerald, la novela retrata el ambiente moral de las clases más altas de la sociedad norteamericana, marcado por el dinero y el falso amor que prodiga, y por la búsqueda del ascenso social.
A la vez, A este lado del paraíso es un retrato psicológico de las jóvenes generaciones que vivieron durante y después de la Primera Guerra Mundial, generaciones marcadas por el desencanto y el derrumbe de los valores aún vigentes para sus antecesores; generaciones, además, que vivieron el fugaz bienestar de los años veinte.
En términos estilísticos, la obra está integrada por diversos tipos de escritura, que van desde la narración y el poema en prosa, hasta el drama y las cartas. En este sentido, en A este lado del paraíso se prefigura la novela experimental, la cual será explotada en decenios posteriores.
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