Sé bien que tal vez no te enteres, que tú debes estar ahora en otra ocupación allá, donde te encuentres. Sin embargo, yo te pienso a menudo, varias veces al día aún sin darme cuenta. Tu esencia me acompaña y, a veces, cuando hay algún evento en el que tú pudieras estar, apareces como una estela luminosa.
Ya no te recuerdo con tristeza, aunque sí me provoca esa sensación de soledad pasajera. Sabes? Antes tenía mucho miedo a estar sola, ahora no. Sé que tu alma infinita, generosa, llena de bondad abarca todo y a todos los que en ti pensamos, así que cuando lo requiero o te necesito cerca, tú estás.
Creía que con la finitud de la existencia concreta, vital, me inundaría la soledad inmensa, pero no es así. Tú estás siempre que te pienso, te imagino, te recreo en mi mente y siento un profundo agradecimiento a la vida por haber podido estar contigo en convivencia concreta y ahora, en esta nueva forma de relacionarnos. No cabe duda que eres un gran profesor.
YO TE PIENSO, TE RECUERDO, TE QUIERO INFINITAMENTE Y EXTRAÑO TU VOZ, TU RISA, TUS ABRAZOS, TUS APAPACHOS, TUS BROMAS, TUS CUIDADOS Y TU COMPAÑÍA,PERO NOS DESQUITAREMOS CUANDO NOS REUNAMOS NUEVAMENTE.
TE AMO HIJO.
Así es y será por siempre.
ResponderBorrarEs verdad que nos haces falta y un poco también que ya casi no lo recuerdo con tristeza, también coincido que muchas veces me doy cuenta que lo pienso y cuando veo algo relacionado a la filosofía siempre me pregunto -¿Que pensará Emilio de esto? Pero aquí estás de una u otra forma, en pensamientos y/o recuerdos. Pásala memorable solo como tú sabías hacerlo. Te envío un abrazo enorme. Nos volveremos a encontrar algún día como aquella anécdota que siempre contabas en las reuniones en las que coincidíamos, cunado nos encontramos allá en aquel lugar llamado "La diabla" tan jóvenes y tan llenos de energía; así te recuerdo.
ResponderBorrarHasta pronto querido amigo mío.
Recuerdo cuando nos encontramos en la Facultad de Filos. Estabas afuera del salón donde me tocaría clase y me preguntaste «¿Eres Jimena? ¿La hija de Irma Lombardo…? Yo te miré, afirmé y dije «¿Emilio?
ResponderBorrarEse abrazo, como el último que nos dimos, lo llevo en alma querido carnalito.
Extraño nuestras pláticas de filosofía y literatura, así como burlarnos del mundo «exquisito», pero paupérrimo de la academia.
Te pienso un montón y como no pude despedirme, entonces aquí te deseo unos maravillosos vuelos estelares de los 39.
Te amo, carnalito.